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Homenaje a Lumumba y Sankara

ACTO  DE HOMENAJE A LUMUMBA Y SANKARA, ORGANIZADO EL 2 DE JULIO 2012  EN LA SEDE DEL PARTIDO SOCIALISTA DE CATALUÑA. EN BARCELONA.

EL ÁFRICA DE LUMUMBA Y DE SANKARA

INTRODUCCIÓN

 

Recordar hoy, a Lumumba y a Thomas Sankara, debería ser como  revivir o contar un bello sueño que muchos africanos hubiésemos deseado tener a lo largo de nuestras vidas: El sueño de una África negra libre, avanzando paso a paso hacia la recuperación de algunos de sus grandes valores que la despojaron, y conquistando otros, más mestizos en acorde con los tiempos que vivimos. Pero por desgracia no es así.  Recordar a Lumumba ya a Sankara hoy, entre otros grandes estadistas de nuestro continente, es como recordar ese sueño maravilloso, pero que no se realizó.

 

NUESTRO ESTADO COMÁTICO

 

Aún con temor de ser repetitivo, he de recordar una vez más lo que vengo repitiendo durante muchos años, que nuestra África negra, o nosotros los africanos, somos como un enfermo que ha permanecido en un estado de coma durante los últimos quinientos años. De golpe se despierta o le despiertan, y sin saber quién es ni dónde está, se pone a correr o a querer hacerlo al ritmo de los que él ha encontrado corriendo tan pronto como abrió los ojos. Los otros saben quiénes son, de donde vienen y hacia donde van, pero el africano por desgracia, no. Canta las canciones que escucha de los demás y repite como el atontado que es, sus consignas. Sólo que cada vez que lo hace, observa que él se da de bruces en el suelo y se hace mucho daño, mientras que los otros no caen  por lo tanto no sufren rasguño alguno.

 

Estas son las circunstancias que casi todos los países africanos  encuentran cuando al finales de los años cincuenta y principio de los sesenta empiezan a acceder en las independencias. Pero aún sumidos en ese estado de subconciencia en que vivían nuestros países debido a largo estado de coma padecido, habían personas, o líderes excepcionales como Lumumba que tenían alguna claridad de ideas e intentaban a toda costa evitar el desastre.

 

 PROYECCIÓN AL NEOCOLONIALISMO

 

Porque cuando Europa  llega a la conclusión  de que el despertar de esos estados era ya inevitable, lo que hace es optar por un control indirecto de ellos. Es decir que los países africanos podían proclamarse independientes, pero Occidente podía y debía seguir rigiéndose en el controlador o tutor de todos ellos. Los mandatarios  que se ponían a la cabeza de cada nación, debían ser  unos simples marionetas, con el deber y la obligación de obedecer y cumplir a rajatabla las ordenes que venían de las antiguas metrópolis.  Pero gente como Lumumba, que abogaba por una descolonización total, intentó hacer abortar esos planes. Y eso era algo que Occidente no estaba dispuesto a permitir. En las mentes de los colonos, no había concepción alguna de que los africanos a los que otorgaban las independencias de sus países hubiera uno solo  con algún signo de madurez. Para Europa, los africanos eran unos niños con los que podían y debían seguir manipulando a su antojo.

 

En parte no se equivocaban. Desposeído del molde madre, y vestido con una cultura completamente ajena a sus realidades, el africano no podía parecer más a ese niño que ellos esperaban guiar. Encontramos esa intención de un padre dirigiéndose a su hijo desvalido, en el discurso del rey Balduino de Bélgica desde el primer día de la independencia de Congo. “…No temáis dirigiros a nosotros. Estamos dispuestos a permanecer a vuestro lado para ayudaros con nuestros consejos…”, dijo entre otras cosas. Pero como sabemos, hay niños y niños. Hay niños con el pensamiento tonto típico de su edad, y niños superdotados, como hoy los conocemos. Lumumba estaba entre estos últimos. Por eso inquietó no sólo al rey Balduino, al minuto siguiente con la lectura de su discurso, sino a toda la cúpula de Occidente. Y esa demostración de  rebeldía sentenció desde ese mismo instante su muerte. El resto de la historia, todos la conocemos. La verdad es que la rebelión en esa época de “niños especiales” como Lumumba, por las reglas impuestas, tenía una sola sentencia: La muerte. No sólo Lumumba pagó con su muerte esa cabezonería, tenemos a otros como Amical Cabral y otros. Y si por casualidad las balas o las bombas de los ejecutores no te alcanzaban, lo pagabas con otras sentencias no menos duras que la pena de muerte. Así tenemos a Sekou Touré, a Macías Nguema y muchos otros,  que por decir no, y rebelarse a sus respectivos tutores lo pagaron con una feroz persecución que acabó  convirtiendo a casi todos ellos en verdaderos monstruos para con  su propia pueblo…

 

EL CONFUSO CAMINO DE LA MADUREZ

 

Como era de esperar, los tutores de África triunfaron. Triunfó el neocolonialismo en todos los sentidos y con toda su brutalidad. Las independencias que supusieron el despertar de África negra de su estado de “coma traumático” , encontró el mundo de los que estaban concientes dividido en dos bandos. Una división que se llamó, GUERRA FRÍA. África sirvió a los dos bandos de campo de batalla. Así las ideas de capitalismo o comunismo eran de otros, así como sus respectivas armas, pero los miles de muertos habidos durante casi toda esa época, eran africanos. Con las mentes todavía confusas por los nubarrones del largo coma padecido, los propios hijos de África se pusieron a matarse entre sí. Las guerras civiles se habían puesto al orden de día.

 

LA FALSEDAD DE LAS ENSEÑANZAS DEL TUTOR

 

A medida que iba pasando el tiempo, y las mentes de la gente se iban aclarando, algunos africanos van descubriendo también cada vez más que las enseñanzas del tutor, es decir de la gran Europa u Occidente, son puras falsedades.  Es así más o menos como titulo un trabajo mío: “Cuando las enseñanzas del tutor son puro fraude”. Es, como digo, lo que descubre Tomás Sankara y  otros.

 

El gran hermano, el tutor o como quiera que llamemos a Europa y al conjunto de Occidente, predican la libertad, la democracia, los derechos humanos, la justicia social, la paz, la igualdad y todo eso, pero la aplicación del contenido de estos conceptos no corresponde con la realidad. Mientras Occidente presumía y cantaba a los cuatro vientos la libertad, iba sembrando África y otras partes del mundo de dictadores que trataba con mimos para que tengan sanas  y largas vidas. Lo que se entiende aquí como solidaridad, era y es hasta hoy día, la caridad. Una caridad  donde se hace todo lo posible para estrangular las débiles economías africanas, a fin de mantener siempre en auge las economías de Occidentes. En el multipartidismo exportado e implantado en África, sólo podían y deben ganar los candidatos designados por Occidente, es decir, los que les contestan, “sí massa” a todo y con las cabezas agachadas. Lo contrario se traducía y se traduce, salvo excepciones, inmediatamente en largas y cruentas guerras civiles, tal como hemos visto en Congo, en Argelia, Costa de marfil, etc. Las negociaciones para la paz, las capitanean los mismos países que fabrican las armas y provocan las guerras…

 

Thomas Sankara descubrió toda esa falsedad y se rebeló contra ella. Sabía que el poder nunca se da, sino que se conquista. Aunque lo que realmente lo que él quería conquistar no era el poder, sino la dignidad de su pueblo y de otros pueblos. “ Mi país es un conjunto de todas las desgracias de los pueblos, una síntesis dolorosa de todos los sufrimientos de la humanidad (…). Mi corazón está con los treinta millones de personas que mueren cada año abatidas por un arma terrible llamada hambre”,   decía Sankara. Porque él sabía que, igual que el poder, la dignidad tanto individual como colectiva no se regalan, se arranca a la fuerza. Se conquista. Intentó dar prioridad y mejor la agricultura local, establecer una democracia popular que contemple los valores y realidades locales… Pero igual que años antes en tiempos de Lumumba, Cabral, etc., ni el amo, ni los hermanos alienados estaban para la labor. Desencadenaron sobre él toda su furia y fue brutalmente asesinado.

 

LA TRAGICA CONFUSIÓN ACTUAL DE ÁFRICA

 

Hoy al celebrar un evento como el que nos ha reunido aquí, deberíamos hacerlo reconociendo ciertos avances de nuestro continente conseguidos a partir de sus respectivas luchas. Pero me temo que no es así. No dudo que nuestra África progresa y avanza, pero cómo y hacia donde avanza, es lo que me preocupa, lo mismo que sé que les preocupaba también a ellos. La confusión por la falsedad de los conceptos de las normas que nos imponen y que nosotros vamos adquiriendo alegremente es tremenda. Hoy por ejemplo, yo no sabría ni definir y, menos defender conceptos como, libertad, democracia, derechos humanos, justicia, paz, solidaridad, etc. Conceptos que rebeldes como Lumumba y Sankara intentaron que tuvieron sus contenidos reales. ¿Es libre o practica la libertad, un continente como el europeo que sabemos que practica una severa tiranía hacia el nuestro debido a nuestra debilidad…? ¿Es paz, la que buscan, o sobre la que trabajan países como España, que  manda sus militares a través del mundo, en misiones precisamente de paz (valga le redundancia), cuando es uno de los grandes fabricantes y exportadores de armas de guerra…? ¡Confusión y confusión es lo que hay! Una vez, hace muchos años, escuché a un miembro de Klux-klux klan, norteamericano, despreciarnos a los negros porque nuestros antepasados comían carne humana. Yo como negro y africano, debo sentirme culpable y vergüenza a la vez por lo que hacían mis antepasados. Pero él como blanco se llena de orgullo por los suyos que masacraron pueblos enteros, y que hoy en la actualidad, con apoyar un diminuto botón mueren millones de personas. Comer la carne de un ser humano es ser salvaje, pero crear y comercializar con armas que matan a millones de seres humanos, es ser civilizado. Imaginaros entonces qué enorme confusión arrastro a estas alturas de mi vida. No sé si luchar para llegar a ser civilizado, o recular a los tiempos de taparrabos de mis antepasados…

Es por eso que creo que el mejor homenaje que rendiremos siempre a personas como Lumumba, Sankara y muchos otros, será cuando intensifiquemos diariamente la lucha para acabar con la tremenda confusión que reina en el mundo y que nos confunde tanto. Hemos de trabajar y luchar para que si se es salvaje y vas en taparrabos, pero vives con dignidad sin contribuir a las muertes por guerras y hambre de millones de otros seres humanos,  o la destrucción de la naturaleza, sea la mejor opción  que lo contrario. Porque creo que sólo así sabremos que los humanos hemos conquistado la verdadera dignidad. Una dignidad que Lumumba y Sankara soñaban.

 

¡¡¡¡GRACIAS!!!!

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